La Crisis Sucesoria y la Independencia Americana
Los últimos años de Fernando VII estuvieron marcados por la cuestión sucesoria. Cuando nació su hija Isabel (1830), aplicó la Pragmática Sanción que permitía a las mujeres heredar el trono. Su hermano Carlos y los absolutistas más radicales se opusieron, creando el carlismo.
Los sucesos de La Granja (1832) mostraron la debilidad del rey: durante una enfermedad, los absolutistas le hicieron anular los derechos de Isabel, pero al recuperarse, Fernando VII revocó esa decisión. Cuando murió en 1833, Isabel II fue proclamada reina, pero el conflicto carlista ya era inevitable.
Paralelamente, España perdía su imperio americano. Las independencias americanas (1810-1824) fueron un desastre para la Hacienda española y el prestigio nacional.
¡Dato importante! Las reformas borbónicas del siglo XVIII habían excluido a los criollos del poder, creando el resentimiento que alimentaría la independencia.
El proceso independentista tuvo dos fases: la primera (1808-1815) coincidió con la Guerra de la Independencia española, cuando se formaron juntas americanas inicialmente fieles a Fernando VII. La segunda fase (1816-1824) fue más organizada, con Simón Bolívar y José de San Martín liderando las campañas definitivas.
La batalla de Ayacucho (1824) marcó el fin del dominio español en América continental. España solo conservó Cuba y Puerto Rico, perdiendo un imperio que había construido durante tres siglos.