El sistema de la Restauración en España 1875-1930 fue un período histórico caracterizado por la alternancia pacífica en el poder entre conservadores y liberales, conocido como el "turnismo". Este sistema político, diseñado por Antonio Cánovas del Castillo, buscaba establecer estabilidad tras años de conflictos, restaurando la monarquía borbónica con Alfonso XII.
La crisis del 98 y el impacto en la Restauración marcó un punto de inflexión crucial. La pérdida de las últimas colonias españolas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) provocó una profunda crisis de identidad nacional y cuestionó la efectividad del sistema. Los intelectuales de la Generación del 98 criticaron duramente la situación del país, mientras surgían movimientos obreros y nacionalistas que desafiaban el orden establecido. El sistema comenzó a mostrar graves síntomas de agotamiento, con problemas como el caciquismo, la corrupción electoral y la creciente conflictividad social.
Durante el reinado de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera, el sistema de la Restauración enfrentó sus mayores desafíos. La Semana Trágica de Barcelona (1909), la crisis de 1917 y el desastre de Annual (1921) evidenciaron la incapacidad del régimen para adaptarse a los nuevos tiempos. El golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923, con el apoyo del rey Alfonso XIII, intentó solucionar la crisis mediante un gobierno autoritario. Sin embargo, la dictadura no logró resolver los problemas estructurales del país y su caída en 1930 arrastró consigo a la monarquía, preparando el terreno para la proclamación de la Segunda República en 1931. Este período histórico demuestra cómo un sistema político aparentemente estable puede colapsar cuando no logra adaptarse a las demandas de modernización y democratización de la sociedad.