La monarquía hispánica y su expansión 1474-1700 representa uno de los períodos más importantes en la historia de España. Durante el reinado de los Reyes Católicos política interior y exterior, Isabel y Fernando implementaron reformas fundamentales que transformaron los reinos medievales en un estado moderno. Establecieron instituciones centralizadas, reformaron la administración y la justicia, y fortalecieron el poder real frente a la nobleza.
La unificación territorial y religiosa monarquía hispánica fue uno de los objetivos principales de este período. Los Reyes Católicos completaron la reconquista con la toma de Granada en 1492, expulsaron a los judíos ese mismo año, y posteriormente forzaron la conversión o expulsión de los musulmanes. Estas políticas buscaban la homogeneidad religiosa como base para la unidad política. En el ámbito exterior, desarrollaron una política matrimonial estratégica que vinculó a España con las principales casas reales europeas, especialmente con los Habsburgo. La expansión territorial incluyó la incorporación de Navarra, las islas Canarias, plazas en el norte de África y, tras el descubrimiento de América, los nuevos territorios ultramarinos.
Durante este período, España se convirtió en una potencia mundial gracias a varios factores: el control de rutas comerciales importantes, la explotación de recursos americanos (especialmente plata y oro), una política exterior agresiva y el desarrollo de instituciones modernas como el Consejo de Castilla y la Santa Hermandad. Los Reyes Católicos establecieron las bases de lo que sería el Imperio español, creando un sistema administrativo eficiente, reformando el ejército y la marina, y promoviendo el desarrollo cultural y económico. Este período marcó el inicio de la edad dorada española y estableció las bases para la hegemonía española en Europa durante el siglo XVI.