Las Unificaciones de Italia y Alemania
El nacionalismo del siglo XIX culminó con la creación de dos grandes potencias europeas: Italia y Alemania. Ambos territorios estaban súper fragmentados y sus pueblos soñaban con la unidad nacional.
Italia estaba dividida en un montón de estados controlados por Austria. Los protagonistas de su unificación fueron el reino de Piamonte-Cerdeña (con Víctor Manuel II y Cavour) y el revolucionario Garibaldi con sus famosos "camisas rojas". En 1861 nació oficialmente el Reino de Italia, y en 1871 Roma se convirtió en su capital.
Alemania era un puzzle de 39 estados dentro de la Confederación Germánica. Otto von Bismarck, el "Canciller de Hierro" prusiano, orquestó brillantemente la unificación. Primero echó a Austria del juego en 1866, luego provocó una guerra con Francia en 1870, y cuando los alemanes ganaron, proclamaron a Guillermo I como Kaiser del nuevo Imperio Alemán en el mismísimo Palacio de Versalles. ¡Menuda humillación para los franceses!
Estas unificaciones cambiaron completamente el equilibrio de poder en Europa. Alemania se convirtió en la nueva potencia dominante, mientras que el nacionalismo siguió extendiéndose por todo el continente, creando tensiones que acabarían explotando en la Primera Guerra Mundial.
💡 Dato clave: Las unificaciones italiana y alemana demostraron que el nacionalismo no era solo una idea romántica, sino una fuerza política capaz de crear nuevos estados y cambiar fronteras milenarias.