La Revolución Democrática y la Restauración (1869-1931)
La Constitución de 1869 llegó tras echar a Isabel II del trono. Por fin se estableció el sufragio universal masculino de verdad y se garantizó la libertad religiosa, aunque el catolicismo siguió siendo oficial.
El proyecto de 1873 nunca llegó a aprobarse, pero era revolucionario: quería convertir España en una república federal con separación total entre Iglesia y Estado. La inestabilidad política lo impidió.
La Constitución de 1876 duró muchísimo tiempo (con interrupciones). Era conservadora pero flexible, lo que le permitió adaptarse a los cambios. A partir de 1890 amplió el voto a todos los hombres, aunque el caciquismo manipulaba las elecciones.
La Constitución de la II República (1931) fue súper progresista: por primera vez las mujeres pudieron votar, se creó un Estado laico y se reconocieron muchos derechos sociales. Desgraciadamente, la Guerra Civil la destruyó.
Dato curioso: La Constitución de 1876 sobrevivió a tres guerras y dos dictaduras, siendo suspendida y restaurada varias veces.