Cómo resumir y clasificar un texto histórico
Analizar un texto histórico no es tan complicado como parece. Lo primero que debes hacer es clasificar el documento para entender qué tipo de fuente tienes entre las manos.
Por su origen, identifica si es una fuente primaria (contemporánea a los hechos) o secundaria (escrita después). La mayoría de textos que analizarás serán fuentes primarias, lo que los hace especialmente valiosos.
Por su forma, pueden ser jurídicos (leyes, constituciones, tratados), histórico-circunstanciales (discursos, manifiestos motivados por eventos específicos), literarios (memorias, cartas con carácter subjetivo) o historiográficos (interpretaciones posteriores de historiadores).
No olvides situar el texto en tiempo y espacio: cuándo y dónde se escribió, quién fue su autor y cuál era su intención. También debes identificar a quién iba dirigido y si tenía carácter público o privado.
💡 Truco: Siempre pregúntate "¿quién, cuándo, dónde, por qué y para quién?" al leer cualquier texto histórico.