Los Borbones: Centralización y Reformas
El cambio dinástico trajo ideas francesas de gobierno centralizado y absolutista. Felipe V transformó la administración: los Consejos fueron relegados por ministerios, se clausuraron las Cortes y se impuso la Ley Sálica (que prohibía reinar a las mujeres).
Los Decretos de Nueva Planta castigaron duramente a los territorios que habían apoyado al archiduque Carlos. Valencia, Aragón, Cataluña y Mallorca perdieron sus fueros, Cortes, instituciones propias y autonomía fiscal. Solo el Norte y Navarra conservaron sus privilegios por haber apoyado a Felipe V.
Las reformas borbónicas en América fueron revolucionarias: se crearon nuevos virreinatos (Nueva Granada y Río de la Plata), se establecieron Capitanías Generales para la defensa, y se implantaron Intendencias para mejorar la administración y recaudación.
Los Decretos de Libre Comercio (1765) acabaron con el monopolio comercial permitiendo que cualquier español comerciara con América desde cualquier puerto. Se suprimió el sistema de flotas y se eliminó la Casa de Contratación, liberalizando el comercio colonial.
En el siglo XVIII, la Ilustración llegó a España de forma moderada debido al peso de la Iglesia y la nobleza conservadoras. Las Sociedades Económicas de Amigos del País difundieron las nuevas ideas, mientras figuras como Jovellanos propusieron reformas agrarias. Carlos III impulsó academias, expediciones científicas y reformas culturales.
Cataluña experimentó un despegue económico espectacular pese a perder sus fueros. El crecimiento demográfico, la mejora agrícola y especialmente el comercio con América (abierto desde 1778) sentaron las bases de la futura industrialización catalana.
🔄 Transformación: Los Borbones convirtieron España de una monarquía compuesta en un estado centralizado al estilo francés.