Las Reformas de Carlos III: El Despotismo Ilustrado en Acción
Carlos III representó la máxima expresión del despotismo ilustrado en España con su famoso lema "todo para el pueblo, pero sin el pueblo". Sus reformas americanas fueron especialmente ambiciosas: creó los virreinatos de Río de Plata y Nueva Granada para mejorar el control territorial.
En América se estableció una compleja jerarquía social que determinaba el destino de las personas según su origen. Los peninsulares ocupaban los puestos más altos, seguidos de los criollos (descendientes de europeos nacidos en América), los mestizos, los nativos y finalmente los esclavos africanos.
Las reformas económicas liberalizaron el comercio americano, rompiendo el monopolio de Sevilla y permitiendo que más puertos españoles comerciaran directamente con las colonias. Esto impulsó significativamente los ingresos de la Corona.
💡 Curiosidad: Las reformas de Carlos III fueron tan efectivas que aumentaron los ingresos americanos en un 300%, pero también despertaron el descontento criollo que llevaría a las independencias.
Sociedad y Economía del Siglo XVIII: Entre la Tradición y la Modernidad
La sociedad española del XVIII vivió una interesante contradicción: mantuvo su estructura estamental tradicional mientras las ideas ilustradas ganaban terreno entre las élites. El resultado fue un crecimiento demográfico espectacular que llevó la población de 7 a 11 millones de habitantes.
La burguesía urbana experimentó un notable crecimiento, especialmente en Cataluña, que inició su proceso de industrialización aprovechando los monopolios comerciales con América. Sin embargo, este progreso no estuvo exento de conflictos sociales como el motín de Esquilache y la expulsión de los jesuitas.
La Ilustración española, con figuras como Feijoo, promovió el pensamiento racional y científico. Se crearon las Reales Academias para compensar la decadencia universitaria, y se fundó el Banco de San Carlos para financiar las reformas estatales mediante deuda pública.