Los pueblos prerromanos un mosaico cultural
Imagina la Península como un puzzle donde cada pieza representa una cultura diferente. Entre el 1200 a.C. y la conquista romana, convivían pueblos muy diversos que llamamos prerromanos.
La civilización tartésica brilló en el suroeste peninsular gracias a su riqueza en metales. Sus tumbas están llenas de joyas de oro que demuestran lo prósperos que fueron. Mientras tanto, en el Mediterráneo nacieron los íberos del contacto entre los pueblos locales y los colonizadores llegados del mar.
Los íberos no eran un solo pueblo, sino muchos grupos (turdetanos, bastetanos, layetanos...) que compartían costumbres similares. Tenían ciudades-Estado como los griegos, una sociedad dominada por nobles y crearon arte impresionante como la Dama de Elche. También desarrollaron su propia escritura.
Los celtas llegaron desde Centroeuropa en dos oleadas y se instalaron en el centro, oeste y norte. Eran principalmente ganaderos (fíjate en sus esculturas de toros llamadas berracos), vivían en castros fortificados y se organizaban en tribus guerreras. Del encuentro entre celtas e íberos surgieron los celtíberos.
¡Dato curioso! Los pueblos del norte (galaicos, cántabros, astures) apenas recibieron influencias externas y mantuvieron sus tradiciones ancestrales casi intactas.