La romanización: cuando Hispania se volvió romana
Mientras Roma conquistaba territorios, algo igual de importante estaba pasando: la romanización. Este proceso transformó completamente la vida de los pueblos prerromanos, que adoptaron las costumbres romanas en todos los aspectos imaginables.
Los dos pilares fundamentales de este cambio fueron la extensión del latín y la urbanización. El latín no solo era un idioma: venía acompañado del derecho romano y de nuevas religiones (primero los dioses griegos y después el cristianismo). Las élites locales, que apoyaron este proceso, se beneficiaron enormemente del cambio.
Roma fundó ciudades espectaculares como Emerita Augusta (Mérida), Caesar Augusta (Zaragoza) o Tarraco (Tarragona). Estas urbes tenían todo lo que caracterizaba a una ciudad romana: teatros, anfiteatros, templos, puentes, termas y acueductos. El sistema económico también cambió radicalmente: se implantó la economía esclavista y la agricultura se basó en grandes latifundios que cultivaban cereales, vid y olivo.
Recuerda esto para el examen: La romanización fue más intensa en el levante y sur peninsular, mientras que el norte mantuvo más características prerromanas.