Al-Andalus: El Imperio Musulmán en España
En el 711, Tariq desembarcó en Gibraltar con 7000 hombres y cambió España para siempre. La Batalla de Guadalete eliminó a Don Rodrigo, y para el 719 casi toda la península era musulmana, excepto el norte donde Don Pelayo plantó cara en Covadonga (722).
Al-Andalus tuvo varias fases épicas: el Emirato de Córdoba (755), que se convirtió en Califato bajo Abderramán III (929). Cuando el Califato se desmoronó en 1031, España se fragmentó en los Primeros Reinos Taifas. Luego llegaron los almorávides (1086) tras la toma cristiana de Toledo, seguidos de los almohades (1195), hasta que finalmente solo quedó el Reino Nazarí de Granada, que resistió hasta 1492.
La sociedad andalusí era súper urbana y sofisticada. Las ciudades tenían su alcazaba (fortaleza) y se organizaban alrededor de la mezquita. En la cúspide social estaban los árabes musulmanes, seguidos de bereberes, muladíes (cristianos convertidos), y en la base los judíos y mozárabes (cristianos que mantuvieron su fe) que pagaban impuestos extra.
Económicamente, Al-Andalus era una máquina: introdujeron técnicas de riego avanzadas como las norias, cultivos de arroz, ganadería de caballos árabes, y una industria artesanal impresionante. Su arte, sin figuras humanas, decoraba con versos del Corán y motivos vegetales.
¡Flipante! Al-Andalus era una de las sociedades más avanzadas de Europa. Mientras el resto del continente vivía en el feudalismo, aquí teníamos ciudades con alcantarillado, bibliotecas enormes y avances científicos increíbles.