La oposición al sistema y los intentos de reforma
El catalanismo político ganó fuerza con la Lliga Regionalista, que buscaba la autonomía administrativa colaborando con la monarquía. La tensión aumentó en 1905 con el asalto militar a publicaciones catalanistas, que llevó a la controvertida Ley de Jurisdicciones (1906). Esta ley, que sometía los "delitos contra la patria" a tribunales militares, provocó como respuesta la formación de Solidaritat Catalana, una coalición que extendió las ideas nacionalistas por Cataluña.
El republicanismo experimentó una renovación con Alejandro Lerroux, quien fundó el Partido Republicano Radical en 1909. Este político antimonárquico y contrario al nacionalismo catalán ganó popularidad entre los obreros de Barcelona, representando una alternativa al sistema dinástico.
En el ámbito sindical, tanto la UGT (socialista) como la CNT (anarquista) crecieron significativamente. La Federación de Sociedades Obreras (Solidaridad Obrera) se expandió por Cataluña, protagonizando protestas como la que desencadenaría la Semana Trágica. Esta crisis de julio de 1909, originada por el reclutamiento de reservistas, derivó en una semana de barricadas, enfrentamientos con las tropas y quema de edificios religiosos en Barcelona.
José Canalejas lideró la renovación del Partido Liberal con un programa que incluía el intervencionismo estatal en la economía, reformas sociales, la separación Iglesia-Estado y democratización del régimen. Entre sus logros destacan la Ley de Mancomunidades (permitiendo la creación de la Mancomunidad de Cataluña) y la Ley del Candado que limitaba la entrada de órdenes religiosas extranjeras. Paralelamente, la llegada de Pablo Iglesias al Congreso en 1910 marcó la primera representación del movimiento obrero en las Cortes españolas.
💡 El periodo 1909-1913 representa un intento de reforma del sistema desde dentro, pero las tensiones sociales, territoriales y el creciente poder militar evidenciaban que el sistema de la Restauración estaba en sus últimos años.