El Turno de Partidos y el Caciquismo
Aquí viene lo más interesante (y fraudulento) del sistema: el turno de partidos y el caciquismo. Era un teatro político perfectamente orquestado donde los resultados electorales se decidían antes de que nadie votara.
El mecanismo era sencillo pero corrupto. Cuando el rey quería cambiar de gobierno, nombraba al líder del otro partido, disolvía las Cortes y convocaba elecciones. Entonces entraba en acción el Ministerio de Gobernación con el famoso "encasillado": decidían previamente qué escaños serían para el gobierno y cuáles para la oposición.
Los caciques eran los ejecutores locales de este fraude. Estos notables controlaban comarcas enteras comprando votos, presionando a electores y manipulando las urnas mediante el "pucherazo". A cambio de su lealtad, repartían cargos, concesiones y favores cuando su partido llegaba al poder.
Importante para el examen: El caciquismo funcionaba mejor en zonas rurales donde la gente estaba menos politizada. En las ciudades era más difícil controlar el voto.