Los antecedentes: España al borde del colapso
¿Te imaginas un país donde el rey depende totalmente de otro emperador extranjero? Eso es exactamente lo que le pasó a España bajo Carlos IV y su odiado ministro Godoy.
Carlos IV heredó los problemas de su padre Carlos III y los empeoró muchísimo. Su reinado marcó el fin del Antiguo Régimen español: adiós a la sociedad estamental y a la monarquía absoluta tal como se conocían. Godoy, que llegó al poder por llevarse bien con los reyes, se convirtió en la figura más impopular del momento.
La Revolución Francesa de 1789 lo cambió todo. Primero España luchó contra Francia, pero después Godoy la convirtió en un Estado satélite francés mediante los tratados de San Ildefonso y Fontainebleau. Resultado: España quedó aislada de Europa y a merced de Napoleón.
Los problemas económicos eran brutales. Entre las deudas heredadas, las guerras contra Inglaterra y el bloqueo comercial con América, la corona estaba prácticamente en bancarrota. Para salvar las finanzas, Godoy hizo desamortizaciones: se apropió de bienes de la Iglesia y los vendió.
¡Ojo! El Motín de Aranjuez (marzo 1808) fue clave: Fernando VII conspiró contra su propio padre para derrocar a Godoy y hacerse con el trono.