La Crisis y el Final de los Austrias
La crisis del siglo XVII fue total: demográfica, social y económica. La población se desplomó por las epidemias de peste, la emigración a América, las guerras constantes y la expulsión de los moriscos. El oro y la plata americanos llegaban cada vez en menor cantidad.
Para conseguir dinero, la Corona tuvo que vender títulos nobiliarios, devaluar la moneda, subir impuestos brutalmente e incluso vender cargos públicos. El comercio se hundió, la industria artesanal desapareció y los campesinos huían a las ciudades buscando mejor vida.
Carlos II "El Hechizado" (1665-1700) fue el último Austria español. Como su padre murió cuando era pequeño, su madre ejerció de regente hasta que lo declararon mayor de edad a los 10 años. El poder real lo ejercían los validos, especialmente Juan José de Austria.
Francia, bajo Luis XIV, aprovechó la debilidad española para consolidar su hegemonía europea. El gran problema era que Carlos II no tenía hijos, así que todo el mundo esperaba expectante su testamento. Finalmente murió en 1700 designando como sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, que se convertiría en Felipe V.
Con esta decisión terminaba la dinastía de los Austrias en España, que había gobernado durante más de dos siglos y había convertido a España en la primera potencia mundial antes de entrar en una profunda crisis que la relegaría a un segundo plano en Europa.
El final de una era: La muerte de Carlos II sin descendencia en 1700 abrió el problema sucesorio que desembocaría en la Guerra de Sucesión Española.