La prehistoria es el extenso período que abarca desde la aparición de los primeros seres humanos hasta la invención de la escritura. Se divide en tres principales etapas de la prehistoria: el Paleolítico, el Neolítico y la Edad de los Metales.
El Paleolítico se caracterizó por sociedades nómadas dedicadas a la caza y recolección, con herramientas de piedra tallada. Durante esta época, los humanos vivían en cuevas o campamentos temporales, desarrollaron el fuego y crearon las primeras manifestaciones artísticas como pinturas rupestres. El Neolítico marcó un cambio revolucionario con el desarrollo de la agricultura y la ganadería, permitiendo el establecimiento de comunidades sedentarias. Las principales características del Neolítico incluyen la aparición de la cerámica, el pulido de la piedra y los primeros poblados permanentes. Las diferencias entre Paleolítico y Neolítico son fundamentales para entender la evolución humana: mientras el Paleolítico se basaba en la subsistencia mediante caza y recolección, el Neolítico desarrolló la producción de alimentos.
España cuenta con importantes yacimientos arqueológicos que evidencian la rica historia prehistórica de la península. Entre los yacimientos prehistóricos en España más relevantes destacan la Cueva de Altamira en Cantabria, con sus famosas pinturas rupestres del Paleolítico, y el yacimiento de Atapuerca en Burgos, considerado el yacimiento prehistórico más importante de España. Los restos arqueológicos encontrados incluyen herramientas líticas, cerámicas, restos óseos y manifestaciones artísticas que nos ayudan a comprender mejor cómo vivían nuestros antepasados. La investigación en estos yacimientos arqueológicos España continúa proporcionando valiosa información sobre la evolución humana y el desarrollo de las primeras sociedades.