Legado Cultural y Crisis del Imperio
El latín fue el regalo más duradero de Roma. De él nacieron nuestras lenguas (excepto el euskera), y grandes autores hispanos como Séneca o Lucano brillaron en la literatura latina. El derecho romano sigue influyendo en nuestras leyes actuales.
En religión, Roma fue bastante tolerante con las creencias locales, pero exigía el culto al emperador y a la Triada Capitolina (Júpiter, Juno y Minerva). Desde el siglo III d.C. el cristianismo se extendió por Hispania, siendo legalizado en el 313 d.C. con el Edicto de Milán.
La crisis llegó inevitablemente. Desde el siglo III d.C., guerras civiles, revueltas campesinas y la presión bárbara en las fronteras debilitaron el imperio. La gente abandonó las ciudades y se refugió en el campo (ruralismo). Teodosio dividió el imperio en 395 d.C., y el último emperador romano fue depuesto en 476 d.C.
Para recordar: Roma dejó una huella imborrable en España: nuestras lenguas, leyes, ciudades, monumentos como las murallas de Lugo o el puente de Alcántara. Sin la romanización, España sería completamente diferente.