La evolución política y social en la Restauración en España marcó un período crucial en la historia española del siglo XIX. Este período comenzó con la restauración borbónica en España y Alfonso XII en 1874, estableciendo un nuevo orden político después del fracaso de la Primera República.
El sistema canovista y partidos políticos del siglo XIX se caracterizó por el turnismo pacífico entre dos grandes partidos: el Partido Liberal-Conservador de Cánovas del Castillo y el Partido Liberal-Fusionista de Sagasta. Este sistema se basaba en la alternancia pacífica del poder mediante el fraude electoral y el caciquismo, donde los jefes políticos locales (caciques) manipulaban los resultados electorales para asegurar la victoria del partido designado. La Constitución de 1876 estableció una monarquía constitucional que otorgaba importantes poderes al rey, mientras mantenía un sistema parlamentario bicameral.
Durante este período, España experimentó importantes transformaciones sociales y económicas. La burguesía consolidó su poder, mientras que el movimiento obrero comenzó a organizarse a través de sindicatos y partidos políticos de izquierda. La industrialización se aceleró en regiones como Cataluña y el País Vasco, aunque gran parte del país seguía siendo predominantemente agrario. Los problemas sociales como la pobreza rural, el analfabetismo y las desigualdades regionales persistieron, mientras que los movimientos nacionalistas periféricos, especialmente en Cataluña y el País Vasco, comenzaron a ganar fuerza. El sistema de la Restauración finalmente entró en crisis a principios del siglo XX, enfrentando desafíos como la pérdida de las últimas colonias en 1898, el crecimiento de los movimientos obreros y regionalistas, y la incapacidad del sistema para adaptarse a las demandas de modernización política y social.