La Expansión Industrial y la Nueva Sociedad Urbana
Durante el siglo XIX, la industrialización se extendió por Europa. Bélgica fue la primera en seguir a Gran Bretaña, luego Alemania aprovechó sus abundantes yacimientos de carbón. Francia, Italia y España tuvieron un desarrollo más tardío e incompleto, concentrado en zonas muy localizadas.
El proceso de urbanización transformó la sociedad. Los trabajadores dejaron las áreas rurales para vivir cerca de las fábricas. Las ciudades crecieron rapidísimo pero con una fuerte segregación social: la burguesía vivía en el casco antiguo y barrios residenciales con servicios, mientras los obreros se hacinaban en barrios sin infraestructuras.
La sociedad industrial creó un nuevo sistema de clases. La antigua sociedad estamental dio paso a grupos definidos por la propiedad y el trabajo. La burguesía controlaba los medios de producción y organizaba el trabajo, mientras el proletariado solo tenía su fuerza de trabajo para vender.
Las condiciones laborales eran durísimas: sueldos bajos, jornadas de 12-13 horas y disciplina rígida. Apareció también la clase media formada por funcionarios, pequeños comerciantes y profesionales liberales que no poseían grandes capitales pero tampoco hacían trabajo manual.
Piensa en esto: En 1800 solo el 21% de la población vivía en ciudades, pero en 1900 ya era el 78% en los países industrializados.