El retorno al moderantismo y la crisis final
La última etapa del reinado de Isabel II (1856-1868) se caracterizó por la alternancia en el poder entre los moderados y la Unión Liberal. Tras un breve gobierno de O'Donnell, Narváez volvió al poder con políticas más conservadoras restableció la Constitución de 1845 y aprobó la Ley de Instrucción Pública (Ley Moyano), que organizaba el sistema educativo en tres etapas.
Entre 1858 y 1863 se desarrolló el "gobierno largo" de O'Donnell, un periodo de crecimiento económico y actividad exterior. España participó en diversas campañas militares como la guerra de Conchinchina, la guerra de Marruecos y la guerra de México, esta última con un ejército al mando del general Prim.
La crisis final del reinado se precipitó cuando la corona se cerró a los progresistas, dejándoles solo la vía del pronunciamiento para acceder al poder. Tras los sucesos de la "noche de San Daniel" y el fracasado levantamiento de los "sargentos del cuartel de San Gil", la oposición se unió en el Pacto de Ostende (1866), comprometiéndose a destronar a Isabel II y convocar Cortes constituyentes por sufragio universal masculino.
En septiembre de 1868 estalló la revolución conocida como "La Gloriosa", que provocó la caída de Isabel II y su exilio, abriendo un nuevo capítulo en la historia de España.
🔄 Punto de inflexión "La Gloriosa" de 1868 marcó el final de una época y el inicio del Sexenio Democrático, un periodo de experimentación política que incluiría la primera república española. El sistema isabelino, incapaz de integrar a todas las fuerzas políticas, terminó colapsando por sus propias contradicciones.