Roma Conquista y Transforma España
En el siglo III a.C., Roma y Cártago se disputaban el control del Mediterráneo occidental, y nuestra península se convirtió en campo de batalla. Roma ganó, pero conquistar toda España les llevó dos siglos completos 218−19a.C..
La conquista tuvo cuatro fases principales: las guerras púnicas, la resistencia indígena (con héroes como Viriato y el sitio de Numancia), las guerras civiles romanas, y finalmente las guerras cántabras bajo el emperador Augusto.
El proceso de romanización fue increíblemente efectivo. Los romanos impusieron el latín como lengua común, extendieron la ciudadanía romana y crearon una red de ciudades conectadas por calzadas. El éxito fue tal que España llegó a dar emperadores a Roma como Trajano, Adriano y Teodosio.
Tras la caída del Imperio Romano, los visigodos establecieron su reino en la península (507 d.C.), con capital en Toledo. Consiguieron unificar el territorio mediante la religión católica, las leyes únicas y los Concilios de Toledo, que se convirtieron en el órgano que realmente controlaba el poder real.
Increíble pero cierto: Los visigodos fueron tan eficaces en su romanización que se consideran el pueblo bárbaro más romanizado de todos los que conquistaron territorios del antiguo Imperio.