La Guerra de Sucesión española marcó un punto de inflexión crucial en la historia de España, transformando profundamente sus estructuras políticas, administrativas y territoriales. Este conflicto, que se desarrolló entre 1702 y 1714, no solo fue una guerra internacional entre las grandes potencias europeas, sino también una guerra civil que dividió a los territorios españoles. El testamento de Carlos II, último rey de la dinastía de los Austrias, desencadenó esta crisis al nombrar como sucesor a Felipe de Anjou (Felipe V), nieto de Luis XIV de Francia. Esta decisión alteró el equilibrio de poder en Europa y provocó la formación de alianzas internacionales que se enfrentaron por el control de la monarquía española y sus vastos territorios.
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