El Trienio Liberal: Tres Años de Libertad (1820-1823)
En enero de 1820, el teniente coronel Riego se sublevó en Cabezas de San Juan con un grito que cambiaría España: "¡Viva la Constitución!". Como una onda expansiva, los pronunciamientos liberales se extendieron por toda la Península hasta que Fernando VII, sin salida, tuvo que aceptar la Constitución de 1812.
Los liberales se pusieron manos a la obra para modernizar el país. Restablecieron las libertades de prensa, asociación y reunión. Abolieron las aduanas interiores, los gremios, pusieron en marcha la desamortización de bienes eclesiásticos y crearon un sistema de enseñanza pública gratuita.
Pero no todo el mundo estaba contento con estos cambios. La Iglesia se opuso ferozmente a las desamortizaciones y a la supresión de la Inquisición. La aristocracia veía peligrar sus privilegios. Y lo peor: el apoyo popular solo existía en unas pocas ciudades como Madrid, Barcelona, Cádiz y Valencia.
La cosa se puso fea cuando las potencias absolutistas europeas decidieron intervenir. En 1823 llegaron los Cien Mil Hijos de San Luis (un ejército francés) y en pocos meses acabaron con el experimento liberal. Riego fue ejecutado y muchos liberales tuvieron que exiliarse.
Recuerda: El Trienio Liberal demostró que España tenía dos velocidades: las ciudades burguesas que querían modernizarse y el campo rural que seguía anclado en el pasado.