Primeras Constituciones Liberales (1837-1856)
La Constitución de 1837 marcó un hito al establecer la soberanía nacional, donde las Cortes representaban realmente al pueblo. Introdujo el sufragio censitario masculino indirecto, menos restrictivo que anteriores sistemas, y consagró una amplia separación de poderes entre ejecutivo (Rey), legislativo (Cortes bicamerales) y judicial.
Lo más revolucionario fue su declaración de derechos y libertades sin religión oficial, permitiendo la tolerancia religiosa. La Milicia Nacional actuaba como garante del orden liberal, limitando el poder absoluto del monarca.
En cambio, la Constitución de 1845 (moderada) retrocedió hacia posturas más conservadoras. Estableció soberanía compartida entre Rey y Cortes, restringió el sufragio censitario y eliminó la Milicia Nacional. Reimplantó el catolicismo como religión oficial y limitó considerablemente los derechos ciudadanos.
Dato clave: La Constitución de 1856 progresista nunca llegó a publicarse, siendo conocida como "la Non Nata".