Los Austrias del XVII: Crisis y Decadencia
El siglo XVII marca el declive del poder español. Los monarcas renunciaron a gobernar directamente, dejando el poder en manos de validos: el duque de Lerma con Felipe III, el conde-duque de Olivares con Felipe IV, y varios personajes con Carlos II.
La crisis de 1640 estalló cuando Olivares creó la Unión de Armas, obligando a todos los reinos a aportar hombres y dinero por igual. Cataluña se rebeló durante el "Corpus de Sangre", llegando a asesinar al virrey y aceptar la protección francesa. Portugal se independizó definitivamente en 1652, proclamando rey al duque de Braganza.
La Guerra de los Treinta Años: Adiós a la Hegemonía
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) enfrentó a católicos y protestantes, pero también fue una lucha contra el dominio de los Habsburgo. España apoyó al Imperio austriaco, pero sufrió derrotas constantes de sus famosos tercios.
La Paz de Westfalia (1648) reconoció la independencia de Holanda, y la Paz de los Pirineos (1659) cedió el Rosellón y la Cerdaña a Francia. La hegemonía europea pasó definitivamente a manos francesas.
Crisis Total del Siglo XVII
El siglo XVII fue catastrófico para España. La población disminuyó por emigración a América, guerras, expulsión de moriscos y epidemias. La agricultura empeoró, la industria y el comercio entraron en depresión profunda, y el Estado estuvo al borde de la bancarrota.
La sociedad reaccionó de formas contradictorias: la nobleza se endeudó manteniendo lujos, creció el número de religiosos, la burguesía abandonó los negocios por la tierra, y el campesinado perdió sus propiedades.
Carlos II, enfermizo y sin descendencia, designó en su testamento a Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV) como sucesor, lo que provocaría la Guerra de Sucesión española.
Reflexión final: La crisis del XVII demuestra cómo el exceso de gastos militares y una economía mal gestionada pueden arruinar incluso al imperio más poderoso del mundo.