La Conquista y Romanización de Hispania
Los romanos tardaron casi 200 años en conquistar completamente la península 218−19a.C., y no fue nada fácil. La conquista tuvo tres fases principales: primero tomaron Levante y Andalucía luchando contra los cartagineses, luego la Meseta enfrentándose a héroes como Viriato y la resistencia de Numancia, y finalmente el norte cantábrico bajo el mando del emperador Augusto.
La romanización transformó España para siempre, aunque fue más intensa en zonas urbanas y en el sur que en el norte. Roma integró Hispania en su circuito comercial, exportando aceite, trigo y metales que enriquecieron la península.
Las aportaciones romanas fueron increíbles: el Derecho romano que aún usamos, el latín que dio origen al español, y el cristianismo que se extendió desde el siglo III. Además, construyeron obras de ingeniería impresionantes como el acueducto de Segovia, las murallas de Lugo y el teatro de Mérida.
¡Orgullo español! Emperadores como Trajano y Adriano, el filósofo Séneca y el poeta Marcial nacieron en Hispania, demostrando la importancia de nuestra tierra en el Imperio Romano.