La Era de Napoleón: Un Imperio que Transformó Europa
Napoleón llegó al poder en 1799 prometiendo orden tras el caos revolucionario. Primero como cónsul y después como emperador, se convirtió en el hombre más poderoso de Europa.
Su Código Civil (1804) fue genial: estableció la igualdad ante la ley, protegió la propiedad privada y separó Iglesia y Estado. Este código se extendió por media Europa y sigue influyendo en nuestros sistemas jurídicos actuales.
Napoleón conquistó gran parte de Europa, colocando a familiares y generales como gobernantes de los territorios ocupados. Pero su ambición desmedida lo llevó a cometer errores fatales: la desastrosa campaña de Rusia (1812) y el empeño en controlar España, donde surgió una feroz resistencia nacionalista.
El principio del fin: La derrota en Rusia costó a Napoleón 500.000 soldados. Después de eso, toda Europa se alió contra él.
Su final llegó en Waterloo (1815), donde fue derrotado definitivamente. Murió exiliado en la isla de Santa Elena, pero había cambiado Europa para siempre al extender las ideas revolucionarias por todo el continente.
Después de Napoleón, el Congreso de Viena intentó restaurar el Antiguo Régimen, pero las ideas de libertad y nacionalismo ya habían prendido. Alemania e Italia se unificarían como naciones durante el siglo XIX, inspiradas por estos ideales.