La Unificación Alemana: El nacimiento de una potencia
Hasta mediados del siglo XIX, "Alemania" no existía como país. El territorio estaba fragmentado en estados como Prusia y Baviera, más pequeños territorios independientes. El Congreso de Viena creó la Confederación Germánica bajo influencia austriaca.
El cambio llegó con el Zollverein (1834), la unión aduaneira creada por Prusia que excluía a Austria. Esta unión favoreció enormemente el desarrollo económico prusiano y preparó el camino para la unificación política.
Tras la revolución de 1848 surgió el Parlamento de Frankfurt, pero la burguesía alemana se asustó del radicalismo democrático. Otto von Bismarck, bajo el reinado de Guillermo I, lideró la unificación de forma autoritaria y no liberal. Prusia utilizó la guerra como herramienta: derrotó a Austria, Dinamarca y Francia, conquistando Alsacia y Lorena.
En 1871 se proclamó el II Reich alemán en Versalles (ironía histórica). Guillermo I se convirtió en káiser (emperador), y la nueva Alemania se organizó como estado federal con hegemonía prusiana. Bismarck desarrolló una política autoritaria, nacionalista y militarista, pero también creó las primeras políticas sociales del mundo.
La Unificación Italiana: El Risorgimento
Italia también estaba fragmentada, con Austria controlando el norte (Venecia, Milán). El estado más rico era Piemonte, creado por el Congreso de Viena. El Risorgimento fue el movimiento de conciencia nacional italiana, con líderes divididos entre republicanos (Mazzini, Garibaldi) y monárquicos (Cavour).
La unificación se hizo por partida doble: en el norte, Piemonte se alió con Francia para derrotar a Austria, incorporando Lombardía, Módena, Toscana y Parma. En el sur, Garibaldi invadió Nápoles y Sicilia con sus "camisas rojas", expulsando a los Borbones.
La Italia unificada se proclamó en 1861 como monarquía parlamentaria con Víctor Manuel II y capital en Roma (aunque Roma no se incorporó hasta 1870). El país mostró desde el inicio grandes contrastes entre el norte industrial y el sur agrícola.
¡Curiosidad! Garibaldi es uno de los personajes más fascinantes del siglo XIX: luchó por la libertad en Italia, Uruguay y Brasil. Un auténtico revolucionario internacional.