El sector secundario es aquel cuyas actividades económicas se basan en la transformación de bienes y recursos que se extraen del medio físico en productos semielaborados o elaborados empleando una fuente de energía. Este sector incluye la industria y la construcción, que en 2018 representaban el 12.6% y el 6.1% del PIB respectivamente, contribuyendo en un 20.4% a la población activa. Sin embargo, esta cifra ha descendido desde 1975.
La Industrialización en España y Sus Crisis
Durante el siglo XIX, España experimentó un proceso de industrialización más lento en comparación con otros países. Este proceso se centró en regiones como Asturias, Cataluña y el País Vasco. Las causas de este retraso fueron el escaso espíritu empresarial, la falta de capital, la crisis económica y financiera, y la agitación política y social. Estos factores tuvieron como consecuencia una sociedad rural que dependía principalmente de las actividades agrarias.
El despegue industrial entre 1900 y 1930 fue impulsado por la repatriación de capitales, la neutralidad en la Primera Guerra Mundial, el aumento de las exportaciones, más obras públicas y la política proteccionista que gravó las importaciones. Sin embargo, la guerra civil provocó un descenso en la producción y la instauración de la autarquía.
El periodo de desarrollismo (1959-1973) permitió la recuperación económica y el fin de la autarquía a través de acuerdos con Estados Unidos en plena Guerra Fría. Esto transformó a España en un país industrial con la implementación de planes de desarrollo para promover la industria en zonas desfavorecidas y descongestionar las áreas industriales, con el objetivo de poner fin a los desequilibrios. Sin embargo, estas medidas no impidieron la ocurrencia de varias crisis económicas a lo largo de los años.
La Tercera Revolución Industrial y la Reconversión Industrial en España
La crisis del petróleo en 1973 marcó el inicio de la tercera revolución industrial, que dio paso a un modelo de producción fordista a nuevas formas de organización favorecidas por los medios de transporte y la logística. España se vio afectada por esta crisis a partir de 1975, debido a factores tanto externos como internos.
Los factores externos incluyeron la crisis del petróleo, la Tercera Revolución Industrial, las nuevas exigencias de la demanda y la globalización de la economía. Por otro lado, el fin de la dictadura y la transición, la falta de especialización en sectores maduros y la baja productividad en la industria agravaron la situación.
La Reconversión Industrial en España y sus Sectores Afectados
Como resultado de estas crisis, se produjo la reconversión industrial, especialmente en la región de la cornisa cantábrica, donde se implementaron políticas de reindustrialización. Las reconversiones industriales se llevaron a cabo en 1983 y 1991, con el objetivo de realizar ajustes para mejorar la competitividad de los sectores en crisis en poco tiempo. Estos ajustes incluyeron el cierre de empresas, la reducción de la producción, la regulación de las plantillas y la modernización de la tecnología y los productos más demandados.
Los sectores más afectados fueron los sectores maduros, como la siderometalurgia, la construcción naval, la línea blanca de electrodomésticos, el equipo eléctrico, los componentes electrónicos, el textil y el calzado. Esto provocó una gran reducción de empleo, especialmente en las grandes empresas, así como problemas económicos, demográficos y ambientales en la región de la cornisa cantábrica.
La Segunda Reconversión Industrial y la Integración en la CEE
La integración de España en la Comunidad Económica Europea en 1986 provocó una nueva etapa para la industria, con nuevas condiciones de industrialización y la necesidad de una segunda reconversión industrial para adaptarse a esta nueva etapa. Esta reconversión se llevó a cabo en 1991 siguiendo las directrices de la CEE, con el objetivo de liberalizar el mercado industrial, modernizar la tecnología, fomentar los sectores dinámicos y apoyar a las pymes.
Las Crisis del 2008 y 2011
Las crisis económicas de 2008 y 2011 tuvieron un impacto significativo en España, siendo la primera provocada por una burbuja centrada en el sector inmobiliario y la segunda centrada en el sector público. Aunque estas crisis no afectaron directamente a la estructura del sector industrial, demostraron la vulnerabilidad de la economía española a nivel nacional e internacional.
La reconversión industrial ha sido un proceso complejo en la historia económica de España, con repercusiones significativas en la estructura industrial, el empleo, la demografía y el medio ambiente. Sin embargo, estas medidas también han allanado el camino para la modernización y la adaptación de la industria española a los desafíos de la globalización y la competencia internacional.