Los factores de edafogénesis en suelos son fundamentales para entender la diversidad de suelos en España. El proceso de formación de suelos en España es complejo y depende de varios elementos naturales que interactúan entre sí a lo largo del tiempo.
La península ibérica presenta una gran variedad de tipos de suelos y vegetación en España debido a su diversa geografía y clima. En las zonas mediterráneas predominan los suelos pardos y rojizos, caracterizados por su contenido en carbonato cálcico y horizontes poco desarrollados. Estos suelos sustentan vegetación adaptada a la sequía como encinas, alcornoques y matorrales. En las regiones húmedas del norte, encontramos suelos más profundos y ricos en materia orgánica, que permiten el desarrollo de bosques caducifolios y praderas. Las zonas montañosas presentan suelos poco evolucionados debido a la erosión y las bajas temperaturas, mientras que en los valles se acumulan suelos aluviales fértiles.
Los principales factores que influyen en la formación del suelo incluyen el material parental (rocas), el clima (temperatura y precipitaciones), los organismos vivos, el relieve y el tiempo. La interacción de estos elementos determina las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. Por ejemplo, en áreas con alta precipitación, los suelos tienden a ser más ácidos debido al lavado de bases, mientras que en zonas áridas se acumulan sales y carbonatos. La vegetación también juega un papel crucial, ya que los restos orgánicos se incorporan al suelo y modifican sus propiedades. El relieve afecta la erosión y acumulación de materiales, siendo las pendientes pronunciadas menos favorables para el desarrollo de suelos profundos.