Gestión y aprovechamiento del agua
Los recursos hídricos españoles provienen principalmente de las precipitaciones que alimentan ríos, lagos y acuíferos. Solo un pequeño porcentaje viene de desalación y reutilización del agua.
Existen desequilibrios territoriales: las cuencas excedentarias están en el norte y noroeste, mientras que las deficitarias son las mediterráneas. Esto explica la necesidad de trasvases como el Tajo-Segura.
Las obras hidráulicas incluyen embalses (para electricidad, regadío y regular caudales), canales y trasvases. También están las plantas potabilizadoras (hacen el agua potable) y depuradoras (limpian aguas residuales). Los embalses presentan ventajas pero también problemas como inundación de pueblos y alteraciones medioambientales.
La gestión se regula mediante la Ley de Aguas, los planes hidrológicos de cuenca y el Plan Hidrológico Nacional. El agua se usa de forma consuntiva (se consume: regadío, industria, hogares) y no consuntiva (no se consume: pesca, hidroeléctrica, deportes náuticos).
⚖️ Gestión clave: El balance hídrico español es positivo a nivel nacional, pero los desequilibrios territoriales requieren una gestión inteligente y sostenible del recurso.