La vertiente atlántica: los gigantes peninsulares
Aquí encontramos a los auténticos gigantes de la hidrografía española. Los ríos atlánticos son largos porque nacen cerca del Mediterráneo y tienen que recorrer toda la península para desembocar en el Atlántico, atravesando principalmente llanuras meseteñas.
Su régimen irregular marca el carácter de amplias regiones de España. Los estiajes veraniegos (cuando el río pierde caudal) son especialmente pronunciados en el centro y sur, condicionando la agricultura y el abastecimiento urbano.
El Duero, Tajo, Guadiana y Guadalquivir han sido las arterias vitales de la historia española. Han permitido el desarrollo de ciudades como Toledo, Sevilla, Córdoba o Zamora, y sus vegas fértiles han alimentado a millones de personas durante siglos.
La mayoría de su recorrido por llanuras facilita la navegación y el aprovechamiento agrícola, pero también los hace más vulnerables a la contaminación y a la sobreexplotación humana. Sus cuencas albergan a la mayor parte de la población española.
Dato histórico: El Guadalquivir fue navegable hasta Córdoba en época romana, permitiendo el comercio directo entre el interior andaluz y el Mediterráneo.