El sector primario en España ha experimentado una transformación significativa en las últimas décadas, representando actualmente cerca del 2.6% del PIB nacional. Este sector fundamental engloba la agricultura, ganadería, pesca y actividades forestales, siendo especialmente relevante por su papel en la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.
Los paisajes agrarios de España son diversos y están fuertemente influenciados por factores climáticos y geográficos. En el norte predominan los pastos y la ganadería debido al clima húmedo, mientras que en el interior y sur destacan los cultivos de secano como cereales, vid y olivo. La costa mediterránea se caracteriza por una intensiva actividad agrícola de regadío, con importantes cultivos hortofrutícolas. El mapa sector primario España muestra una clara diferenciación entre zonas de agricultura intensiva (levante y valles fluviales) y extensiva (meseta central).
La evolución del sector primario en España refleja una modernización constante, con una creciente tecnificación y especialización. Sin embargo, enfrenta desafíos como el envejecimiento de la población rural, la necesidad de adaptación al cambio climático y la competencia internacional. Las actividades no agrarias como la apicultura, la acuicultura y la silvicultura han ganado relevancia como alternativas sostenibles. El sector mantiene una importancia estratégica en la economía española, no solo por su aportación directa al PIB sino también por su contribución al mantenimiento del medio rural, la conservación del paisaje y las tradiciones culturales. La integración en la Política Agraria Común europea ha sido determinante en su modernización y en la adopción de prácticas más sostenibles.