El inicio y desarrollo de la Revolución Francesa
La Revolución Francesa fue como una bomba que explotó por la presión acumulada durante años. Tres factores clave la desencadenaron: el descontento social (la burguesía quería poder político y los campesinos apenas sobrevivían), la crisis económica (los precios subían mientras los privilegiados no pagaban impuestos) y las ideas ilustradas que cuestionaban el poder absoluto del rey.
En mayo de 1789, Luis XVI convocó los Estados Generales en Versalles, pero el Tercer Estado se rebeló. Se encerraron en la sala del Juego de Pelota y juraron no separarse hasta darle una Constitución a Francia, formando así la Asamblea Constituyente.
El 14 de julio de 1789 el pueblo parisino asaltó la Bastilla, marcando el inicio definitivo de la revolución. La Asamblea Constituyente abolió los derechos feudales y aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. En 1791 se promulgó la primera Constitución francesa.
Tras la revolta de 1792, se eligió por sufragio universal masculino una nueva asamblea llamada Convención (1792-1794). Finalmente, para evitar nuevas dictaduras, se estableció el Directorio (1795-1799), un gobierno moderado que acabó cuando Napoleón dio un golpe de Estado el 9 de noviembre de 1799.
💡 Recuerda: Cada etapa tuvo características diferentes, desde la moderación inicial hasta el radicalismo de la Convención.