La República Romana: poder compartido y grandes conquistas
La República romana cambió completamente el sistema político. Ahora el poder se repartía entre diferentes instituciones para evitar que una sola persona controlara todo. Los magistrados eran elegidos cada año y se dividían en tres tipos: líderes militares, jueces y fiscales.
Los plebeyos lucharon duramente por sus derechos y finalmente consiguieron participar en los comicios, las reuniones donde se elegían los líderes. Mientras tanto, los patricios (ricos y poderosos) dominaban el Senado, establecían las leyes y manejaban los asuntos exteriores.
Las conquistas trajeron enormes riquezas, pero también problemas. Los territorios conquistados se organizaron en provincias dirigidas por gobernadores. Sin embargo, mientras los ricos se enriquecían más, los campesinos que luchaban en el ejército quedaron abandonados.
Crisis del siglo I a.C. Roma sufrió una grave crisis económica y política. Los pueblos bárbaros intentaron conquistar el imperio, y en 395 d.C., el emperador Teodosio dividió el imperio en dos partes: una gobernada desde Roma y otra desde Constantinopla.
La sociedad se dividía entre ciudadanos (nobilitas y plebeyos enriquecidos) y no ciudadanos (esclavos, extranjeros y libertos). El cristianismo se hizo oficial con Teodosio, después de que Constantino lo legalizara en el siglo IV.