Del Terror al Directorio: buscando el equilibrio
Durante la dictadura jacobina también se promulgaron importantes reformas sociales: control de precios de productos básicos, salario mínimo, reparto de tierras de la Iglesia y educación obligatoria. Sin embargo, Robespierre fue perdiendo apoyos y en 1794, los Girondinos lo detuvieron a él y a sus seguidores, que fueron guillotinados.
Para evitar una nueva dictadura, se instauró un gobierno moderado que aprobó la Constitución de 1795. En ella se reconocía el sufragio censitario y la separación de poderes, con el poder ejecutivo formado por un Directorio integrado por 5 miembros.
El nuevo régimen tuvo que hacer frente a una fuerte inestabilidad: ataques de jacobinos y sans-culottes por la izquierda, y de realistas por la derecha (defensores de la vuelta al absolutismo).
En este contexto de crisis, un militar prestigioso, Napoleón Bonaparte, famoso por sus victorias contra las coaliciones europeas antifrancesas, dio un golpe de Estado en 1799 con el apoyo de la burguesía y estableció el Consulado, donde el poder lo ejercían tres cónsules, con Napoleón entre ellos.
Lección política: Cuando hay demasiada inestabilidad, la gente suele apoyar a líderes fuertes, aunque eso signifique perder libertades.