La Revolución Industrial es el conjunto de transformaciones económicas y sociales que tuvieron lugar en diversos países europeos desde el siglo XVIII con motivo del desarrollo de la industria moderna. A mediados del siglo XVIII se inicia en el Reino Unido una profunda transformación de los sistemas de trabajo, formas de organización del mismo, y de la estructura de la sociedad. Esta revolución es la base del mundo contemporáneo y produce cambios cuantitativos, como la transición de talleres con poco operarios a grandes fábricas, y de pequeñas aldeas rurales a grandes ciudades, así como cambios cualitativos, como la evolución continua de la sociedad industrial, en un proceso irreversible. La invención de la máquina de vapor es un ejemplo de estos cambios irreversibles.
Origen y Causas de la Revolución Industrial
La Revolución Industrial mantiene una relación de causa-efecto con la Revolución Demográfica, la Revolución Agrícola, la Revolución de los Transportes y la Revolución Tecnológica. Ninguna de ellas pudo por sí sola dar pie a la Revolución Industrial pero todas fueron importantes para su nacimiento.
Revolución Demográfica
En 1750 había 750 millones de habitantes en el mundo y en el año 1900 se superaban los 2000 millones. Sobre todo crece la población europea. La Revolución Demográfica se unirá a la Revolución Agrícola y facilitará la Revolución Industrial al aportar mano de obra barata, siendo la base también del colonialismo del siglo XIX. El crecimiento de la población europea se debe a mejoras en medicina y condiciones higiénicas, aumento de la producción agrícola y disponibilidad de alimentos. Una consecuencia directa de la revolución demográfica será el éxodo rural, que se produce un trasvase de población del campo a la ciudad, debido a la demanda de mano de obra de las nuevas fábricas.
Revolución Agrícola
La Revolución técnica en la agricultura origina el incremento de la productividad de las explotaciones agrarias, cubriendo la demanda de la cada vez mayor población urbana. Junto a esto se produce la aparición de un nuevo sistema de propiedad de la tierra: las enclosures, así como progresos técnicos y el sistema Norfolk de rotación continua.
Desarrollo de la Revolución Industrial
La Revolución Industrial se divide en dos fases principales: la Primera Revolución Industrial, que tuvo lugar entre 1780 y 1850, y la Segunda Revolución Industrial, que se desarrolló entre 1850 y 1914.
La Revolución Industrial favoreció la expansión comercial, el desarrollo de la industria moderna y las innovaciones tecnológicas, lo que supuso el fin de una economía agraria y la desaparición de los estamentos. Además, la Revolución Agraria trajo consigo el éxodo rural y el crecimiento de las ciudades.
La Revolución Industrial tuvo consecuencias en la sociedad industrial, que evolucionó con cambios económicos, sociales y demográficos importantes. La Revolución Demográfica se unió a la Revolución Agrícola al aportar mano de obra barata, siendo la base también del colonialismo del siglo XIX.
En conclusión, la Revolución Industrial transformó la forma de producción y el modo de vida de las sociedades europeas, siendo un proceso de cambio constante y crecimiento continuo, que influyó en la economía, la sociedad y la demografía de la época.