La Constitución Francesa: El Fin del Absolutismo
La Constitución francesa marcó el final del absolutismo y el nacimiento de la monarquía parlamentaria. Por fin se reconocían los principios fundamentales de libertad, igualdad ante la ley y propiedad que cambiarían Europa para siempre.
El nuevo sistema también aplicó la separación de poderes. El poder ejecutivo quedó en manos del monarca, que gobernaba a través de sus ministros. El poder legislativo pasó a la Asamblea Nacional, que elaboraba las leyes, decidía los impuestos y tenía poder para declarar la guerra o la paz. El poder judicial se encargaba de juzgar el cumplimiento de las leyes a través de los tribunales.
Sin embargo, el sistema no era completamente democrático como lo entendemos hoy. Se estableció el sufragio censitario, donde solo podían votar los hombres con renta y propiedades. Las mujeres quedaban completamente excluidas del derecho al voto. Además, el rey mantenía el derecho de veto, pudiendo bloquear las leyes que aprobara la Asamblea.
💡 Importante: Aunque la Constitución francesa fue un avance enorme, la democracia real tardaría mucho más en llegar, especialmente para las mujeres y las clases trabajadoras.