La independencia de Estados Unidos
¿Te imaginas tener que pagar impuestos sin poder opinar sobre ellos? Eso es exactamente lo que les pasaba a las trece colonias americanas bajo el dominio británico. Las colonias del norte se centraban en la agricultura y el comercio, mientras que las del sur tenían enormes plantaciones de tabaco y algodón trabajadas por esclavos.
Reino Unido controlaba todo el comercio colonial y no permitía que desarrollaran su propia industria. Solo querían materias primas baratas y vender sus productos caros. Entre 1764 y 1766, el rey Jorge III impuso nuevos impuestos que hicieron saltar la chispa del conflicto.
El punto de no retorno llegó con las Tea Acts de 1773, que daban el monopolio del té a una compañía británica. Los colonos respondieron con el famoso motín del té de Boston, tirando cargamentos enteros al agua. El 4 de julio de 1776, Thomas Jefferson redactó la Declaración de Independencia, estableciendo principios como la soberanía nacional y la división de poderes.
La guerra fue larga pero decisiva. Con ayuda de España y Francia, los colonos derrotaron a los británicos en batallas clave como Saratoga y Yorktown. En 1783, el Tratado de Versalles reconoció oficialmente la independencia estadounidense.
¡Dato curioso! George Washington se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos en 1789, estableciendo un precedente que dura hasta hoy.