El poderoso Imperio Bizantino
El Imperio Bizantino era una máquina perfectamente organizada que funcionó durante siglos. Su momento de mayor gloria llegó con el emperador Justiniano (527-565), quien intentó reconstruir el antiguo Imperio Romano conquistando territorios por todo el Mediterráneo.
El gobierno bizantino concentraba todo el poder en el emperador, quien se ayudaba de miles de funcionarios y de las leyes romanas que Justiniano recopiló y actualizó. La administración se organizaba en provincias dirigidas por jefes político-militares.
La economía se basaba en la agricultura, pero también destacaba por su artesanía de lujo: tejidos de seda, tapices, joyería y marfiles que se vendían por todo el mundo conocido. Su posición estratégica entre Europa y Asia les daba ventaja comercial.
La sociedad tenía tres niveles claros: arriba estaban los cargos de la iglesia y la aristocracia con grandes tierras, en el medio funcionarios y comerciantes ricos, y abajo campesinos libres, siervos y esclavos.
¡Clave para entender Bizancio! La iglesia ortodoxa controlaba la sociedad espiritualmente y poseía enormes propiedades, pero siempre bajo el poder del emperador.