La crisis del reinado de Carlos IV
¿Te imaginas tener un rey que deja que otra persona gobierne por él? Eso es exactamente lo que pasó con Carlos IV, que en 1788 subió al trono pero dejó todo el poder en manos de su primer ministro Manuel Godoy.
La cosa se complicó cuando en 1789 estalló la Revolución Francesa. Al principio España luchó contra Francia, pero cuando Napoleón llegó al poder, todo cambió. España se convirtió en una ficha más del tablero europeo de Napoleón, quien quería que todos los países hicieran un bloqueo comercial contra Inglaterra.
En 1807, Godoy firmó el Tratado de Fontainebleau con Napoleón para repartirse Portugal. Pero era una trampa: las tropas francesas que "pasaban" por España para llegar a Portugal, en realidad se quedaron aquí. El plan de Napoleón funcionó a la perfección.
Todo explotó en 1808 con el Motín de Aranjuez. El pueblo, harto de Godoy, asaltó el palacio y obligó a Carlos IV a destituirlo y a ceder el trono a su hijo Fernando VII. Pero Napoleón tenía otros planes: en Bayona, tanto padre como hijo le cedieron la corona, y él se la dio a su hermano José Bonaparte. El 2 de mayo de 1808, Madrid se rebeló y comenzó la Guerra de la Independencia.
Dato curioso: La Guerra de las Naranjas de 1801 le dio a España la ciudad de Olivenza, que todavía forma parte de Badajoz.