Contexto geográfico y cultural
La antigua civilización griega se desarrolló en el sur de la península balcánica y en las islas de los mares Egeo, Jónico y Asia Menor (la actual Turquía). Este territorio fue conocido por los griegos como la Hélade. La Hélade, por su amplitud, tenía diferentes características geográficas, pero hay dos rasgos distintivos: Proximidad al mar, donde ningún punto se aleja más de 90 km de la costa, lo que explica la importancia que tuvo el mundo marítimo en la antigua Grecia. Además, se caracteriza por su carácter montañoso. El relieve griego está formado por un conjunto de cadenas montañosas entre las que hay valles y llanuras. Este rocoso relieve dificulta las comunicaciones y la agricultura, favoreciendo la aparición de ciudades independientes.
La Hélade se dividía en varias regiones, pero vamos a hablar solo de dos, porque darán lugar a las polis más famosas. Laconia, situada en la parte suroccidental, está entre dos grandes cadenas montañosas. En medio hay un valle. Esparta controlará esta región. Por otro lado, Ática, con pequeñas montañas y una amplia costa muy recortada, con abundancia de promontorios, ensenadas y puertos naturales, muy aptos para la proyección exterior a partir del mar. Atenas controlará esta región.
Marco temporal
En cuanto al marco temporal de la antigua Grecia, esta se desarrolló entre los siglos VIII y V a.C. Cabe destacar que, durante gran parte de este tiempo, nunca crearon un único estado, pero sí tenían sensación de cierta unidad, pues compartían la misma lengua, cultura y religión.
Primera etapa de la Antigua Grecia: Época arcaica
En esta época nacieron las primeras polis y se llevaron a cabo las primeras colonizaciones. Las polis eran ciudades-estados, cada una con sus gobiernos y leyes propias, moneda y ejército. Las colonizaciones fueron grandes migraciones de griegos que se establecieron en torno al Mediterráneo y el Mar Negro.
Segunda etapa de la Antigua Grecia: Época clásica
El siglo V a.C. se conoce en Grecia como la época clásica, marcada por los dos grandes conflictos bélicos.
Las Guerras Médicas (Guerras Grecia-Persas)
Las guerras médicas fueron una serie de conflictos armados entre el Imperio Persa y las polis helénicas, que se desarrollaron entre el 490 al 480 a.C. La mayoría de polis griegas se unieron contra aquel enemigo común, destacando Esparta y especialmente Atenas. Al acabar las guerras, Atenas y Esparta se convirtieron en líderes de la Hélade. Cada una dirigió su propia alianza militar, conocidas como Ligas.
Las Guerras del Peloponeso
Todas estas tensiones llevaron al estallido de una guerra entre la Liga de Delos y la Liga del Peloponeso en la segunda mitad del siglo V a.C. Tras varias décadas de enfrentamiento, Esparta logró la victoria. Sin embargo, la guerra había dejado muy débil a todas las polis griegas. Esta debilidad fue aprovechada por Filipo de Macedonia para imponer su dominio sobre todas las polis griegas menos Esparta.
La época Helenística
Alejandro Magno, hijo de Filipo de Macedonia, continuó la conquista del territorio persa y se convirtió en el líder indiscutible de Grecia y Asia Menor. Su conquista abrió la época helenística, en la que la cultura griega se difundió por todo el Mediterráneo y Oriente Próximo.