Historia y Organización del Imperio Bizantino
El Imperio Bizantino logró algo increíble: sobrevivir mil años después de la caída de Roma en 476. Su momento más brillante llegó con Justiniano el Grande (527-565), quien soñaba con reconstruir todo el Imperio Romano conquistando el sur de España, el norte de África y la península italiana.
Pero mantener un imperio tan grande era casi imposible. Entre los siglos VII y XI, persas, bárbaros y musulmanes les fueron quitando territorios poco a poco. Finalmente, los turcos otomanos acabaron con el imperio cuando conquistaron Constantinopla en 1453, rebautizándola como Estambul.
El poder estaba completamente centralizado en el basileus (emperador), quien controlaba el ejército, la administración y hasta la iglesia. Para gobernar usaba el famoso código de Justiniano, un sistema de leyes muy avanzado para su época.
Dato curioso: Justiniano no solo fue conquistador, también fue legislador. Su código de leyes influyó en el derecho europeo durante siglos.
La sociedad bizantina estaba muy jerarquizada y se dividía en tres grupos claros: el basileus con el alto clero y la nobleza en la cima, los artesanos y comerciantes en el medio, y los siervos y esclavos en la base.