Los reinos germanos
Entre los siglos V y VII, el territorio que antes controlaba Roma se convirtió en un mosaico de reinos independientes. Visigodos, ostrogodos, vándalos y francos crearon sus propios estados, aunque la mayoría tuvieron una duración bastante corta.
Cada reino estaba gobernado por un rey que al principio era elegido por la nobleza. Era un sistema bastante inestable: muchos reyes acababan asesinados por sus propios familiares que querían el poder. Con el tiempo, la monarquía se hizo hereditaria para evitar estos problemas.
Los germanos se regían por leyes no escritas que se transmitían oralmente de generación en generación. En cada reino, los duques tenían el mando militar, mientras que en las ciudades mandaban los condes y los obispos.
El reino visigodo fue especial porque consiguió perdurar hasta el siglo VIII. Se establecieron primero en el sur de Francia, pero los francos los expulsaron y se trasladaron a la península ibérica, fijando su capital en Toledo.
💡 Importante: Aunque los visigodos eran solo unos 100.000 frente a 5-6 millones de hispanorromanos, lograron gobernar adoptando la lengua y cultura local.