El Imperio Napoleónico: De la Gloria al Exilio
Napoleón Bonaparte nació en Córcega en 1769 y se destacó como militar durante la Revolución Francesa. Su talento en el campo de batalla le abrió las puertas del poder político.
En 1799 dio un golpe de estado y se convirtió en Cónsul de Francia. Solo cinco años después, en 1804, se proclamó emperador de Francia, marcando el inicio de una era que cambiaría Europa para siempre.
Su expansión imperial fue impresionante: conquistó gran parte de Europa, incluyendo España, Italia, Alemania y Polonia. Pero también difundió las ideas revolucionarias de igualdad y el fin de los privilegios feudales por todos los territorios conquistados.
El año 1812 marcó el principio del fin con el desastroso fracaso de la campaña de Rusia, donde el frío y la falta de recursos destruyeron su ejército. En 1814 sufrió la derrota definitiva en Waterloo y fue exiliado a la isla de Elba.
💡 Dato curioso: Napoleón regresó del exilio por exactamente 100 días antes de ser derrotado definitivamente y enviado a la remota isla de Santa Elena, donde murió en 1824.
Su legado más duradero fue el Código Napoleónico, un sistema de leyes modernas que influyó en la legislación mundial. También redibujó las fronteras europeas y acabó definitivamente con el sistema feudal en muchas regiones.