Monarquía absoluta y pensamiento ilustrado
En el Antiguo Régimen, el rey lo era todo. La monarquía absolutista significaba que el monarca tenía poder total: se consideraba elegido por Dios, concentraba todos los poderes y no rendía cuentas a nadie. Los súbditos no tenían derechos.
El rey se apoyaba en instituciones como los Consejos de Estado y una burocracia de funcionarios. También existían los parlamentos (como nuestras Cortes), que representaban a los tres estamentos y podían asesorar al rey en temas como nuevos impuestos o declaraciones de guerra.
Pero llegaron los ilustrados para cambiarlo todo. Este movimiento intelectual del siglo XVIII cuestionó los principios del Antiguo Régimen. Pensadores como John Locke criticaron el absolutismo y propusieron la división de poderes.
La Ilustración defendía la razón como único medio para entender el mundo. Los ilustrados creían que con inteligencia se alcanzaba el conocimiento y la felicidad. Fomentaban la educación, la tolerancia religiosa y se oponían a la sociedad estamental - defendían que todos debían ser libres e iguales.
Los filósofos franceses como Montesquieu, Voltaire y Rousseau fueron los grandes defensores de estas ideas. Apoyaban la movilidad social según el mérito y la inteligencia, no por el apellido que llevaras.
Conexión con hoy: Las ideas ilustradas sobre igualdad, libertad y división de poderes son la base de nuestras democracias actuales.