El siglo XIX marcó un período fundamental en el desarrollo artístico y literario, especialmente con el surgimiento de dos movimientos cruciales.
Las Características del realismo en el arte del siglo XIX se manifestaron a través de una representación fidedigna de la realidad cotidiana. Los artistas realistas se alejaron de la idealización romántica para plasmar escenas de la vida diaria, especialmente de las clases trabajadoras y campesinas. Utilizaron técnicas pictóricas que enfatizaban los detalles precisos, las texturas naturales y la iluminación realista. Pintores como Gustave Courbet y Jean-François Millet fueron figuras destacadas que retrataron la vida rural y las condiciones sociales de su época con gran detalle y honestidad.
El Impacto del naturalismo en la literatura francesa fue profundo y transformador. Este movimiento, liderado por Émile Zola, llevó el realismo un paso más allá al incorporar teorías científicas y deterministas en la narrativa. Los escritores naturalistas estudiaban la sociedad como si fuera un laboratorio, analizando cómo el entorno y la herencia influían en el comportamiento humano. La Comparación entre realismo y naturalismo en el siglo XIX revela que mientras el realismo buscaba representar la realidad de manera objetiva, el naturalismo se enfocaba en los aspectos más crudos y deterministas de la existencia humana, frecuentemente explorando temas como la pobreza, la enfermedad y la degradación social. Los naturalistas creían que el destino de los personajes estaba predeterminado por factores biológicos y sociales, mientras que los realistas se centraban más en la observación y descripción detallada de la vida cotidiana sin necesariamente enfatizar el determinismo científico.