La Edad Moderna representa uno de los períodos más transformadores de la historia, marcado por profundos cambios económicos, políticos y sociales. Durante esta época, Europa experimentó una revolución en su estructura socioeconómica, pasando de una sociedad feudal a una protocapitalista.
Los cambios económicos en la Edad Moderna fueron fundamentales para el desarrollo de la sociedad. El surgimiento de una economía monetaria, el desarrollo del comercio internacional y la aparición de nuevas formas de producción transformaron completamente el panorama económico. La burguesía emergió como una nueva clase social dominante, mientras que la nobleza tradicional tuvo que adaptarse a las nuevas circunstancias. El descubrimiento de América y las nuevas rutas comerciales provocaron una revolución comercial sin precedentes, estableciendo las bases del capitalismo moderno.
Los cambios sociales en la Edad Moderna fueron igualmente significativos. La sociedad estamental comenzó a mostrar grietas, permitiendo una mayor movilidad social. La burguesía mercantil adquirió un papel protagonista, mientras que el campesinado experimentó transformaciones en sus condiciones de vida y trabajo. En el ámbito religioso, la Reforma Protestante y la Contrarreforma católica redefinieron el panorama espiritual de Europa. El Renacimiento y el Humanismo trajeron consigo una nueva forma de entender el mundo y el papel del ser humano en él. La educación se expandió más allá de los monasterios y las universidades comenzaron a ganar importancia como centros de conocimiento. Estos cambios sentaron las bases para el desarrollo de la sociedad moderna tal como la conocemos hoy.