La evolución de nuestra comprensión del átomo ha sido un viaje fascinante a través de la historia de la ciencia.
El descubrimiento del electrón y modelos atómicos históricos marcó el comienzo de nuestra comprensión moderna de la estructura atómica. Todo comenzó cuando J.J. Thomson descubrió el electrón en 1897, lo que llevó a su modelo del "pudín de pasas" donde los electrones estaban incrustados en una masa positiva. Más tarde, Ernest Rutherford realizó su famoso experimento de la lámina de oro, que reveló que el átomo tenía un núcleo denso y positivo rodeado de electrones. Sin embargo, las limitaciones del modelo atómico de Rutherford pronto se hicieron evidentes, ya que no podía explicar por qué los electrones no colapsaban hacia el núcleo ni cómo los átomos emitían luz en patrones específicos.
La hipótesis de Planck y espectros atómicos revolucionó nuestra comprensión al introducir la idea de que la energía se emite y absorbe en paquetes discretos llamados cuantos. Esta teoría, junto con los descubrimientos sobre los espectros atómicos, llevó a Niels Bohr a proponer su modelo atómico en 1913. Bohr sugirió que los electrones solo podían ocupar ciertas órbitas específicas alrededor del núcleo, y que cuando saltaban entre estas órbitas, emitían o absorbían energía en forma de luz. Este modelo explicaba los espectros de emisión característicos de cada elemento y estableció las bases para la mecánica cuántica moderna. Los científicos posteriores, como Schrödinger y Heisenberg, desarrollaron modelos más sofisticados que describían los electrones como ondas de probabilidad, llevándonos a nuestra comprensión actual del átomo como una entidad compleja donde los electrones existen en orbitales definidos por funciones de onda matemáticas.