La Física y Química son dos ramas fundamentales de la ciencia que estudian diferentes aspectos de la materia y sus transformaciones.
La Física se centra en el estudio de la materia, la energía y sus interacciones sin que ocurran cambios en su composición. Analiza fenómenos como el movimiento, las fuerzas, la electricidad y el magnetismo. Por otro lado, la Química estudia la composición, estructura y transformación de la materia a nivel molecular y atómico. Estas ciencias exactas utilizan el método científico como base fundamental para sus investigaciones.
El método científico consta de varios pasos esenciales: observación, formulación de hipótesis, experimentación, análisis de resultados y conclusiones. Entre los ejemplos de método científico más comunes encontramos la investigación de la fotosíntesis en las plantas, el estudio de la caída libre de los objetos, o el análisis de la disolución de sustancias en agua. Para medir y cuantificar estos fenómenos, se utiliza el Sistema Internacional de unidades, que establece unidades fundamentales como el metro (longitud), kilogramo (masa), segundo (tiempo), amperio (corriente eléctrica), kelvin (temperatura), mol (cantidad de sustancia) y candela (intensidad luminosa). Las unidades derivadas del Sistema Internacional se obtienen combinando estas unidades básicas, como el newton (fuerza) o el pascal (presión). En la vida cotidiana, estas magnitudes y unidades del Sistema Internacional son fundamentales para entender y medir fenómenos físicos y químicos, desde la preparación de una receta de cocina hasta el cálculo de la velocidad de un automóvil.